Por Héctor Pomini – Lector.
(Va Pensiero – ópera Nabucco)
“Cuando Las miserias morales asolan un país, culpa es de todos los que por falta de cultura y de ideal no ha sabido amarla como Patria: de todos los que vivieron de ella, sin trabajar para ella” José Ingenieros (1877-1925) médico, filósofo.
El Estado. El hombre es un ser social, necesita de otros seres para vivir: Con la misma fuerza de atracción con que un hombre y una mujer se aparean para engendrar un hijo, los individuos se unen para sobrevivir. La familia es la sociedad más pequeña, la unión de muchas familias formaron la tribu, la agrupación de tribus formaron la ciudad; fue entonces necesario ordenar y producir reglas de convivencia. Los romanos se basaron en estas premisas: vivir honestamente, dar a cada uno lo suyo y no dañar a otro. Nace el Estado, una persona jurídica que se forma cediendo parte del derecho natural individual para que éste, cuide a los ciudadanos por medio de los funcionarios que lo representan.
Hoy. No hay dudas del ataque que sufre la institución madre de toda la sociedad. Las fuerzas de saqueo, representadas por las “élites” de una sociedad cuyos valores morales se encuentran visiblemente degradados, hacen todo lo posible para derogar derechos adquiridos durante años de lucha. La brutalidad ejercida no tiene límites. Una antiutopía es una sociedad ficticia, indeseable en sí misma. El término, fue creado en oposición a la utopía, término que fue acuñado por Santo Tomás Moro, quien describe un modelo para una sociedad ideal con niveles mínimos de crimen, violencia y pobreza. La distopía -el modelo que padecemos- se caracteriza por la deshumanización del gobierno. La guerra del cerdo, es un film argentino 1975, muestra un grupo de jóvenes que matan a personas viejas, aquellas que ya no producen, pero sí “salen caras al sistema”. En nuestro caso, el gobierno mediante herramientas legales, realiza un genocidio restringiendo salarios (padecer hambre) y asistencia médica a los de la tercera edad, a los desocupados no les entrega alimentos, también produjo una ola de despidos como nunca se han producido al eliminar la obra pública. La miseria aumenta, más de un millón de argentinos se va adormir sin cenar, lo cual, poco les importa a los desquiciados funcionarios.
Industricidio. Las PYMES locales y los grandes, que estaban en la lona en el 2001, que tanto costó hacerlos volver a funcionar, producir, exportar, ocupando mano de obra; además de pagar el endeudamiento crónico producido desde hace mucho tiempo. La libre importación ha logrado eso y mucho más. Según Funes de Rioja (UIA), “No había salvavidas para todos”.
Educación.Utilizando la misma herramienta, “no hay plata”, cercena los recursos miles de docentes, de escuelas primarias, secundarias, al igual que a los universitarios y, peor, cortando presupuesto para trabajos de investigación. Todo para cumplir con la planilla de Excel y reducir el déficit fiscal, algo desmentido por un economista otrora oficialista. De aquí partirá la resistencia.
Una neocolonia. La desvergonzada, ignorante y sumisa acción del ministerio de RREE a Cargo de la “culta” Mondino, no hace más que entregar “por nada” el patrimonio nacional. Todo a pedir de boca de Su Majestad Británica y del Tío Sam, para volver a los dorados años de principios del siglo XX extendidos hasta la época de la Segunda Guerra Mundial. Pero eso no basta, ahora es ponerse a disposición de USA en un conflicto mundial de consecuencias imprevisibles; tanto servilismo no tiene parangón en la historia de la civilización occidental.
Los traidores. Integrantes de varios partidos, se han vendido por un cargo de embajador, otros con un funcionariato, otros más con promesas que fueron incumplidas y algunos pretextaron estúpidas excusas, para estar ausentes en las sesiones en que permitieron confirmar el veto presidencial. Ninguno costó menos de 20 denarios.
De mal en peor. La destrucción continúa, lo que incluye el andamiaje legal que hacía sostener la maquinaria productiva y no hay nadie que le ponga freno. Esa abulia de la clase dirigente llama la atención. Estamos carentes de liderazgos –hablando en general-, de gente preparada con ahínco, con valor para ocupar lugares clave en el armazón del Estado. No olvidar que hoy se lleva a cabo el saqueo de todos los recursos naturales nuestros, sin importar las consecuencias. La runfla de brutos que ha llegado a conducir el Estado, pretende lisa y llanamente dejar afuera del sistema a toda la clase trabajadora, que ésta pase a ser simplemente un esclavo más del capital financiero. No importan los valores morales ni los sentimientos patrios. Solo las ganancias de un mundo que va camino a ser un páramo. Al partir para oriente Alejandro de Macedonia reparte todos sus bienes, entonces, Pérdicas, le pregunta. ¿Qué guardas para ti Alejandro? Y éste responde: guardo la esperanza. ¿Podemos tener esperanza? ¿Podemos tener un futuro para la Patria?
La respuesta está en la acción de los ciudadanos, una salida es posible y será incontenible. ¿Qué piensa Ud. ciudadano?
Por: Héctor Pomini – Lector.