En la madrugada del martes 26 de abril de este 2016, la Escuela de Enseñanza Técnica N° 2 sufría un terrible incendio que conmovía a toda la ciudad y la región, con devastadoras consecuencias para más de la mitad del enorme edificio que hacía muy poco tiempo se había reinaugurado tras dos etapas de renovación y ampliación.
Es sabida la impresionante respuesta brindada por la Municipalidad de Ensenada desde el momento mismo en que se apagaron las llamas, desarmando, limpiando y reconstruyendo todo el desastre, al punto tal que en poco más de dos meses concretó toda la etapa de obra antes de los tiempos establecidos, dejando hecho a nuevo el enorme tinglado de casi una cuadra de largo y todos los interiores en los que funcionan aulas, talleres y salas de dirección y secretaría, además del enorme SUM.
Pero también es conocido que una vez realizado todo el grueso de la reconstrucción, como paredes, techos, pisos, y pintura interior y exterior (es decir casi toda la obra), según lo acordado entre la Comuna y el Ministerio de Educación Bonaerense, llegaría el turno de la «entrada en acción» de los verdaderos responsables del edificio de cualquier escuela de la ciudad: el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires. Y así fue que a principios del mes de agosto, tras el receso invernal, la Municipalidad de Ensenada presentó todo su compromiso cumplido con el viejo colegio «Industrial», dando entrada a los alistamientos finales a los que se comprometiera el equipo de la gobernadora María Eugenia Vidal.
SE ALARGA LA ETAPA FINAL
Lo cierto es que desde principios de agosto a lo que va de noviembre, nos separan ya tres largos meses en los que la comunidad educativa de la escuela más grande de la ciudad, sigue esperando respuesta. Aquel compromiso del Ministro Alejandro Finocchiaro ante el intendente Secco, pero también ante las autoridades educativas locales, del colegio, docentes, padres y alumnos, aún sigue en «veremos».
Por estos días, pueden verse algunos cables tendidos sobre las bandejas que dejó instaladas la obra del municipio y que llegan muertos a donde deben estar los tableros de control, como uno de los pocos y minúsculos avances desde las vacaciones de invierno hacia acá.Vale recordar, que la parte correspondiente a la gestión Vidal, que comenzó en la etapa final, incluía en la realización de tendidos eléctricos, de agua y de gas, y la colocación de los cielorrasos, entre lo más destacado. Sin embargo, tres meses después del inicio de esta fase final de la reconstrucción de la Técnica 2, la preocupación de docentes y alumnos ya no se disimula y la obra prácticamente no muestra avances. A tal punto llega el «parate», que una calificada fuente de la comunidad del colegio señaló el último viernes: «Hace como mínimo 15 a 20 días que no vemos a nadie de la Provincia haciendo la reparación de la escuela, y anteriormente tampoco vinieron mucho».
DIRECCIÓN DE «MANTENIMIENTO»
El gobierno bonaerese «trabaja» en el establecimiento educativo a través de la Dirección de Mantenimiento y Equipamiento Escolar de la provincia, cuyo titular es Gustavo Cañete, el mismo que llegó hasta nuestra ciudad en abril, tras el incendio junto a Finocchiaro, y luego a principios de agosto a difundir como propia toda la reconstrucción realizada por el Municipio ensenadense. De todos modos, es bastante generoso el término «trabaja» en la escuela, ya que en tres meses son muy pocas las mejoras que pueden verse en la zona reconstruida, que ya no se sabe cuándo estará lista.
CHICOS AÚN EN «CONTENEDORES»
Mientras tanto, estando la obra con toda su estructura realizada o reconstruida a nueva, cierto es que ante la falta de respuestas de la administración bonaerense los chicos y personal de la escuela continúan tomando clases o trabajando en las aulas móviles que llegaron inmediatamente del siniestro y que fueron instaladas y acondicionadas por la comuna y el Consejo Escolar sobre el playón deportivo del patio. Esa solución momentánea se ha convertido hoy en algo permanente e inhóspito, ya que casi seis meses resultan demasiado tiempo para desempeñarse dentro de «contenedores» modificados para albergar estudiantes y docentes. Son diez aulas que aún subsisten al costado del edificio, donde funcionan: en una la Dirección, en otra Preceptoría y en otra el equipo de Orientación Escolar (gabinete). Las Siete restantes se utilizan para dar clases.
Mientras tanto, con la llegada de los primeros calores, como por ejemplo el último viernes cuando un desperfecto eléctrico no permitió prender los aires acondicionados, en esas siete aulas móviles se hace muy difícil dar clases y se debe suspender su dictado, como efectivamente abría sucedido el pasado 4 de noviembre por la tarde.
LOS ESPACIOS QUE FALTAN
La escuela aún espera por poder reutilizar unas 14 Aulas, La Portería, una dependencia donde se preparaban los sandwichs y los chicos podían utilizarlo para comer o merendar, la Dirección, Secretaría (donde se supone que comenzó el incendio) y la Preceptoría. Son estos algunos de los espacios ya reconstruidos, flamantes hoy, que sin embargo siguen sin poder utilizarse por la falta de instalaciones para su correcto funcionamiento.
«Dentro de esas 14 aulas, la más grande estaba separada con tabiques en dos, donde funcionaban el salón de audiovisuales y el gabinete pedagógico de la escuela. Además, todos estos espacios rodeaban al Salón de Usos Múltiples (SUM), donde se hacen los actos académicos e institucionales, que este año no podrán realizarse», cuentan alumnos y docentes, muy preocupados porque, dada la cercanía del fin de año, todos esos espacios no llegarían a poder utilizarse en lo que queda del ciclo 2016.
SIN DIPLOMAS EN LA ESCUELA
Además de todo lo «sufrido» por los alumnos de la institución durante casi todo el año, el ciclo lectivo va llegando a su fin y es ya casi un hecho de que los egresados 2016 no podrán tener su entrega de diplomas y despedida de la institución, dentro de la misma. Mientras se barajan como opciones salones de actos de otras escuelas, crece el malestar de los alumnos más grandes del colegio, que llevan siete años estudiando en Horacio Cestino y Güemes, que deberán «egresar» en algún otro lugar de la ciudad.

los cables