El paro nacional de 24 horas convocado por la Unión Tranviarios Automotor (UTA) afecta a más de 300 líneas en todo el país.
El conflicto, de raíz salarial, expone una vez más la tensión entre gremios, cámaras empresarias y el Gobierno en torno al financiamiento del sistema de transporte.
La medida de fuerza fue confirmada luego del fracaso de las negociaciones entre representantes sindicales, empresarios del transporte y funcionarios del Ejecutivo. La reunión, realizada de forma virtual ayer por la tarde, concluyó sin acuerdo.
Tras agotarse el período de conciliación obligatoria dictado por la Secretaría de Trabajo, el gremio quedó habilitado legalmente para avanzar con el paro.
En el AMBA, donde circulan más de 9 millones de pasajeros por día, el impacto es severo. Sin embargo, algunas líneas continúan prestando servicio con normalidad, debido a que sus trabajadores no están bajo la órbita directa de la UTA o bien porque las empresas decidieron operar con el personal disponible.
En tanto, las líneas operadas por los grupos DOTA y Metropol funcionan con normalidad, salvo decisión individual de los choferes. DOTA, que controla alrededor del 70% del servicio en el AMBA, cuenta con trabajadores nucleados también en la Unión de Conductores de la República Argentina (UCRA), un sindicato distinto a la UTA, lo que permite que varias unidades sigan circulando.
La ciudad amaneció sin colectivos y ser multiplicaron los problemas para aquellas personas que debían acudir a sus trabajos.