Sus autoridades proyectan más reformas en las instalaciones
El Club Social y Deportivo Ateneo Juvenil Ensenada, o como lo llaman también: la banda azul, sigue creciendo gracias a la gestión de la Comisión Directiva, sus socios y a la ayuda de los padres y madres de chicos que allí se desarrollan futbolísticamente, quienes “siempre están para lo que se necesita”.
El Presidente de la Institución, Carlos Ramírez, trabaja en una empresa contratista de YPF y el resto del tiempo lo ocupa en su pasión futbolera junto al grupo de conducción de Comisión Directiva. Su tesorera, la señora Claudia Rosales, en quien guarda una confianza plena: “desde hace ya cuatro años” es quien más acompaña al matrimonio en las actividades.
Claudia, se encarga de llevar los registros de ventas del buffet y el kiosco, para luego proveer la información al Presidente, quien orienta luego hacia las necesidades de los chicos, los fondos recaudados durante las jornadas que se llevan a cabo de local para la Liga L.I.S.F.I, donde están inscriptos desde sus comienzos en 1982.
EL SUEÑO DE LA SEDE SOCIAL
El Club tiene su Sede Social en calle La Merced casi Perú, N° 383. Carlos tiene muchas ganas de transformar ese espacio que hoy funciona como depósito de muebles, en un lugar con verdadera función social, “para que se dicten cursos de corte y confección, cocina, patín, y muchas cosas más”, según cuenta a este Semanario.
Mientras tanto, a la vera de la Rotonda de Camino Vergara y by pass Néstor Kirchner, la Sede deportiva del Club cuenta con buffet, kiosco, baños públicos, una cancha oficial para disputar los partidos de la Liga y, además, tiene una cancha auxiliar que fue donada por una empresa constructora que utilizaba el terreno de obrador.
“Fueron tiempos de mucho trabajo con los padres para rellenar el terreno y ponerlo en condiciones. Con la ayuda también del Municipio, que siempre estuvo dispuesto a colaborar con este club, que se hizo para la gente y es de la gente”, argumenta Ramírez. Y tal es así, que en la actualidad están terminando los vestuarios que trasladaron para hacer lugar a una pequeña canchita donde los chicos puedan hacer los trabajos pre-competitivos.
MUNICIPIO PRESENTE
Cristina Orellana (Secretaria del Club y esposa del Presidente) cuenta que “un día vino Mario” (Secco) a pedirles permiso para abrir la calle asfaltada que hoy divide la cancha oficial de la auxiliar. Y, seguidamente, les iba a donar todo el alambrado que le faltaba a la cancha auxiliar. El matrimonio, en diálogo con Semanario Fuerte Barragán recuerda que ante el pedido recibieron como respuesta: “Haceme un presupuesto y vení a verme dentro de un mes que veo lo que puedo hacer”, les dijo en aquella oportunidad el intendente de Ensenada. Y así fue. El presupuesto tal como se los diera la persona que haría el trabajo, fue llevado a la Municipalidad. “Al otro mes, ya teníamos la cancha alambrada”, dijo Cristina, quien sintetizó diciendo: “solo tengo palabras de agradecimiento para con el Intendente”.
LOS COMIENZOS DE “LA BANDA AZUL”
Hablar de la historia del Club Ateneo Juvenil Ensenada, es hablar de “”gente que tenía ganas de hacer algo por los pibes, de sacarlos de la calle”, para que estén contenidos en un ambiente sano y seguro. “Dejarles una huella en sus vidas y enseñarles lo que es la conducta en el deporte a través de lo lúdico, para más tarde, poder aplicarlo en sus vidas de adultos”.
También, hablar de este Club del Barrio Mosconi, es comentar la buena relación entre los papás, que se fue alimentando con el correr de los años desde el histórico Club Canal Oeste. Allí se fue gestando la necesidad de separarse y formar una nueva institución, más cerca de sus casas, la que hoy se encuentra en la calle Horacio Cestino y Guido Spano. “Aunque con veintitrés años de historia, se puede decir que es un Club joven”, afirman desde el Ateneo.
LA VIDA POR EL FUTBOL
Pero la juventud se traduce en la voluntad de Carlos Ramírez, su presidente, y María Cristina Orellana, su esposa y Secretaria de Comisión, quienes están en el club desde sus comienzos. “Siempre juntos a todos lados”, enfatizó Cristina, y agregó que “compartimos la misma pasión por el futbol”.
Tal es así que cuando su marido estaba de viaje por trabajo “se iba el sábado a la mañana a mirar los partidos y tomaba nota de quienes jugaban, qué posición ocupaban, los cambios que se hacían” y se los mandaba por fax a Mendoza donde Carlos estuvo trabajando durante dos años, según él mismo cuenta.
EL CUARTITO DE LOS RECUERDOS
Ramírez tiene reservado un cuartito para su historia futbolera, donde guarda biblioratos con todas las planillas de entrenamientos y los partidos disputados. Estadísticas, trofeos y fotos de los planteles que han pasado por su Dirección Técnica, conviven en ese pequeño espacio que él no duda en invitar a ver y rememorar.
Se trata de un espacio que ya no es solo de Carlos, ni de su familia. Compuesta por cuatro varones, los cuales disfrutaron su niñez en el club, y sus cuatro hijas que le ayudan a Cristina con las actividades o en el ritual de los sábados con los preparativos de los sándwiches y bebidas frescas para los jugadores; esa familia trabaja completa por la institución.
Pero ese lugarcito para los recuerdos en el Club, es un poco el lugar de cada uno de los chicos plasmados en esas fotos, tomadas con tanto amor por Cristina que los mismos protagonistas pasan a visitarlos de vez en cuando. Así, tanto a Presidente y Secretaria, como a los chicos ya crecidos cuando pasan de visita, se les caen las lágrimas al agradecer tanto amor.